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Sepulcrado por el silencio de los demás

Xavier Dolan nos regala su videoclip más crítico con 'College Boy'

MÚSICA

Adriana García

5/1/20242 min read

Donde las miradas se vuelven afiladas como dagas y el aire que respiras parece sombrío y cruel, el incauto joven se convierte en el blanco perfecto. Once años han pasado desde que Xavier Dolan nos regalaba uno de sus videoclips más conmovedores y críticos: ‘College Boy’. El director canadiense plasma, en cada uno de los fotogramas que lo componen, la letra desgarradora de una de las canciones homónimas de la banda de rock francesa Indochine.

Dolan nos ofrece una pieza audiovisual explícita y denuncia sin pudor sobre la cruda realidad de quienes sufren acoso escolar por ser diferentes. La propia canción lo manifiesta al expresar la falta de tolerancia a quien se sale de lo normativo, de lo común, porque, como bien dice Indochine en esta canción: ‘entiendo que aquí es difícil ser tan diferente’. De un acto tan simple e ‘inocente’ como lanzar una bola de papel, el director nos destapa el paso de los días de un joven estudiante que sufre bullying. Un espejo roto le ayuda a evidenciar el reflejo del protagonista fragmentado y con él, nos invita a conocer todas las versiones que (con)viven en él. Además, se centra en representar el dolor que le genera el tener que lidiar con la búsqueda de una identidad, al mismo tiempo que hacer frente a quienes ponen trabas en su camino. En un intento de huir de sus problemas, se encuentra ante una falta de apoyo en lo que se suele considerar como un espacio seguro y de confianza: su familia.

En este texto audiovisual, el director mantiene su reivindicación y hace una crítica íntegra hasta el final sobre la ausencia, y carencias, en el apoyo y la actuación en situaciones de acoso escolar. Dolan pone la venda en los ojos a quienes hacen oídos sordos y se limitan a observar, inmóviles. Parece que por muchos logros que consigas, si quedas marcado por el resto, lo estarás hasta la eternidad. El director nos deleita con un último plano general cerrado del joven para hacer una comparación con la crucifixión de Jesucristo: dos condenados a estar colgados en la cruz. Los planos detalle de cómo le están pegando, de cómo se desangra o le colocan los clavos, buscan conmover y provocar al espectador. En definitiva, el director se limita a mostrarnos y hacer crítica de la realidad de muchas personas que son acosadas, pero se queda ahí, siendo los ojos de muchas personas que lo sufren. En cualquier caso, el joven al final queda liberado de sus ataduras y miedos y sólo le queda decir ‘merci’ (‘gracias’). Lanza esta bomba audiovisual y, ahora, Xavier Dolan delega la responsabilidad en quienes pueden frenar a tiempo el bullying. ¿O será verdad que ‘ojos que no ven, corazón que no siente’?