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Sangre en los labios: la mirada femenina a las películas de género

Reseña de Sangre en los labios

PELÍCULAS

Paula Canseco

5/5/20242 min read

Cuando el espectador sale de la sala de cine, desea tener la sensación de que la cinta que ha visionado no ha dejado nada en la recámara. ¿Qué razón si no tendría ver una película, que no fuera la de explosionar todo el potencial que nos otorga la ficción?

Sangre en los labios es excesiva, sí, y pone todos los artificios del género a su disposición, pero lo hace explotando rincones que poco espacio habían tenido con anterioridad en el cine comercial, llenando de inmensa feminidad una historia de violencia, esteroides y nicotina. La cinta, que no evita pero tampoco enardece el sexo gratuito, reivindica el culto a la en su día fracasada Showgirls y, aunque comedida en lo que a desnudos se refiere, podría pasar por filmografía del propio Verhoeven.

Pero que no nos engañen: Sangre en los labios no es una cinta queer porque la protagonicen dos personajes homoeróticos. Para ser denominada de esta forma, una película necesita proponer algo más, y Rose Glass lo hace presentando a dos mujeres que, enamoradas o no, propugnan su libertad a expensas de la mirada masculina. Lou a través de la oposición a su padre y al marido maltratador de su hermana; Jackie personificando su independencia en el culto a la disidencia corporal y de género.

Las mujeres, aún más, las lesbianas, extirpadas de su función como objeto de deseo para convertirse, de una vez, en objetos que desean. Lou y Jackie no son santas, ni en forma ni en fondo, pero son desde luego apasionadas y justas frente a un mundo que no lo es con ellas. No es su falta de feminidad lo que las hace masculinas, sino la internación en un mundo dominado por la violencia (casi siempre masculina, pero también procedente del personaje de Daisy), del que emprenden una huida hacia delante capitaneada por el deseo de emancipación.

Glass, además, agarra todas las herramientas del mejor cine asiático de venganza, y los adapta a las particularidades de unos Estados Unidos a punto de poner fin a la Guerra Fría frente al enemigo soviético. Personajes arrojados al abismo, cuerpos humanos ensangrentados, desmembrados y envueltos en alfombras, rincones inmundos, viciosos por naturaleza, planos enormes de un revólver disparando, de inyecciones de esteroides y de cuerpos musculados que, sin embargo, nos invitan a mirar de forma diferente la representación de la violencia ejercida por las mujeres de la ficción y que, a diferencia de la joven prometedora de Carey Mulligan, dejan espacio también a la supervivencia.